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    Guía De Guerrera Para Encontrar Tu Cara Competitiva

    Lo Vale: Mujeres Al Poder

    ¿Qué es una cara competitiva? ¿De dónde viene y cómo se ve la tuya? ¿Es relajada, feliz o feroz? Sea como sea, es 100% tuya. En esta historia, nuestra escritora invitada, también atleta y Embajadora de Specialized, Alison Tetrick, comparte sus ideas sobre por qué es importante plantearnos desafíos de hacer las cosas difíciles, o como diría Ali, "ponerse guerrera” y dejar atrás los miedos. Desde estar lista para tu primer evento de caridad a apuntarte para tu primera carrera, encontrar tu cara competitiva es un viaje de autodescubrimiento.

    Visión clara. Máxima concentración. Trenza perfecta, siempre del lado derecho, cabeza inclinada y mi tradición neurótica. Kit combinado. Zapatos bien ajustados. Medias y shorts meticulosamente alineados. Curvo ligeramente mis caderas, lo que me hace parecer intensa, pero no tanto que asuste. Mirada hacia adelante, en el horizonte, no pestañeo. ¿Lentes puestos o no? Prefiero que no, así me veo feroz. Este es el tipo de foto que subo al Instagram. Me gusta, mi convicción de estar en esa línea de salida me hace sentir empoderada... ¿pero es esa realmente mi cara competitiva? ¿Es ese un fiel reflejo de lo que pasa?

    Es momento de detenerse a pensar. En la línea de salida había niebla y hacía frío, y odio tener frío. Era demasiado temprano para estar en una bici. Tenía piel de gallina y estaba nerviosa. Mi corazón palpitaba. La ruta parecía húmeda y resbaladiza. Observé a las otras corredoras alrededor mío. ¿Serían peligrosas? Odio chocar. Odio perder. Mis músculos temblaban, y no era solo por el frío.

    Mordisqueé mis uñas recientemente manicuradas. Al mismísimo diablo se va otra resolución de Año Nuevo, Alison. Deja de comerte las uñas, por Dios, no desperdicies dinero de una manicura Wanted Red or Alive perfecta. ¿Puedes al menos pretender que tienes una cara competitiva? Es decir, nadie te obligó a estar aquí — de hecho pagaste para llegar hasta aquí y te buscaste este camino. ¿Puedes actuar como si lo estuvieras disfrutando y quisieras estar aquí con toda la confianza del mundo? Te cepillaste el cabello y los dientes esta mañana, y entrenaste durante meses para este momento. Es momento de correr y ponerse esos shorts de niña grande y hacer lo que viniste a hacer. Correr. Competir. Participar. Disfrutar el día.

    Un fotógrafo me captura en la línea de salida. En la foto se ve una mirada de convicción, la personificación de una atleta profesional. Tranquila. Segura. Peinada. Preparada. Viendo esa foto, podrías pensar que esa es mi verdadera cara competitiva... ¿pero es así? ¿Es esa la cara que personifica por qué estaba allí?

    Para ser honesta, no. Finge hasta que sea verdad, es lo que digo. Mientras temblaba en mi interior, y mis dientes castañeaban, simulé una calma sensación de convicción en la línea de partida. ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué intenté estar en este evento? Mi novio me dejó, mis piernas se sienten mal y no dormí bien anoche. Y ni mencionar que es ese momento del mes. Me da mucho miedo caer y no estoy segura de cómo va a terminar el día, así que ¿por qué diablos estoy en esta línea de salida con una cara competitiva que ni siquiera es la mía?

    Buena pregunta. Me la hago a diario durante cada intervalo y en cada rodada de entrenamiento, cuando no puedo dormir, en la carrera, pero... ¿por qué? ¿Por qué someterte a la posibilidad de fracasar y decepcionarte por la mínima posibilidad de gloria? ¿Por qué arriesgar tu orgullo, tu tiempo y dignidad? ¿Por qué dejar la comodidad de tu gimnasio en un ambiente controlado?

    Por una razón sencilla: ¿por qué no? ¿Por qué no llevar tus límites a lo desconocido? ¿Quién quiere solo rodar cuando puedes entrenar por una meta? Puedes encontrar tu cara competitiva cada día del año, sin importar si hay un evento o no. Pero los eventos son como destinos es un mapa, nos hacen seguir avanzando hacia nuestra próxima aventura.

    Todos glorifican a la línea de llegada, pero les voy a contar un pequeño secreto: las líneas de llegada están sobrevaluadas. Lo que importa es la línea de salida. Nadie sabe las batallas que tuviste que ganar para llegar a esa línea de salida. Nadie sabe los caminos que tuviste que recorrer para siquiera pensar en inscribirte en ese evento, o tus miedos, cicatrices o salud mental. Pero allí estás. La carrera es lo que te motiva a salir y subirte a la bici cada día. Puedes anotarte en una rodada por diversión, un fondo, una carrera o una aventura épica —montar tu bici puede convertirse en una tarea, pero descubrir un evento al que quieras llegar te motivará a rodar más. Son esos los momentos que nos motivan a encontrar nuestra tribu — unirnos para conquistar un día, sin importar el resultado.

    Mi cara competitiva está presente en la línea de salida y en la de llegada. Durante el sufrimiento que no sabía que podía soportar y al secretamente disfrutar el dolor. Lo que es más importante, mi cara competitiva aparece en todos esos días entre eventos. Los días en los que estoy riendo y rodando todo el día, yendo a comer donuts a mi tienda preferida en la costa con mis amigos. En los días en los que sola y muy a pesar del mal tiempo, logro terminar mi entrenamiento. Los días que utilizo la bici como terapia para calmar mis emociones y volver a centrar mi alma. Mi cara competitiva es cada día más fuerte.

    Competí alrededor del mundo durante los últimos nueve años como ciclista profesional. Arriesgué un título en bioquímica. Apunté a metas hechas a mi medida, y logré una licenciatura que fue una costosa sesión de terapia para probar que un traumatismo cerebral no era tan grave. Sentí que lo tenía todo, y que era una historia de éxito que debía contarse. Pero aún así no era sufciente. Elogios del Equipo Nacional de EEUU, victorias en la mayoría de los continentes y una medalla de Cameponato Mundial, pero incluso luego de todo eso, sentía que algo faltaba. Quería más. Más. Más. Más. No necesitaba más reconocimiento externo, necesitaba conocerme más a mí misma. Quería entender de qué estaba hecha y qué podía lograr. Quería esforzarme más allá de barreras predeterminadas y hacia una frontera desconocida que aún no había sido diagramada para mí en perfiles de cursos, carreras icónicas ni récords personales de Strava. Encontré las carreras en grava, rodadas de aventura y tirar los planes por la ventana como una forma de continuar desafíandome en eventos alrededor del mundo.

    ¿Quién soy cuando ruedo? Soy un ser humano tratando de encontrar una forma de expresar mi pasión, oscuridad, euforia y profundidad. Quiero explorar partes de mí que no sabía que existían. Quiero superar cualquier línea que alguien me dijo que no podía cruzar. Odio la sensación de fracasar, pero amo el camino hacia ese punto. Si no ganas, aprendes. Sigo compitiendo con mi bici en terrenos a los que solía temer. Sigo ajustando mis zapatos, trenzando mi cabello y pedaleando con la mira fija en mi próximo evento o desafío

    Los desafíos a encontrar su propia cara competitiva. Encuentren su cara competitiva en la mañana sin un fotógrafo cerca y levanten los brazos en señal de victoria. Cada día es un regalo, y por medio de metas y objetivos, podemos encontrar qué tratamos de lograr. No tiene que ser una carrera, o una rodada de caridad, o el trayecto más largo que hayas hecho. Todos tenemos objetivos diferentes que nos motivan. Todos tenemos caras competitivas diferentes. Dedícate a tu búsqueda de ese fuego interno escondido que entrenar para un evento puede encender. De esta forma, encontrarás muchas personas como tú. Todos estamos un poco nerviosos, pero todos también canalizamos esa angustia interna para lograr grandes cosas juntos.

    Ajusta esos zapatos, alínea esas medias e inténtalo. No tienes nada que perder. Espero verte pronto en la línea de partida, y hasta podemos sacarnos una selfie. Encontremos nuestra cara competitiva juntas.