Mi Ubicación

Ingresá tu Código Postal para que podamos mostrarte la información de envío más específica.

Usar mi ubicación

Ver Mapa completo
Elegir Tienda preferida

Usar mi ubicación

Ver Mapa completo
Mi Tienda

Nada guardado

Otras Tiendas cercanas a mí

Como en casa en ningún sitio

Tienes esa sensación cuando haces clip en el pedal. Es una sensación que te resulta familiar, que te pertenece, como de volver a casa. Para algunas, ese sentimiento llega más tarde, una vez que sienten que queman sus cuádriceps a medida que ascienden. Pero sigue siendo como estar en casa. Por supuesto la Ruby puede llevarte ahí, a tu zona de confort, la única pregunta es, ¿Cómo te ves en casa?

El camino continúa, retorciendo la posición de tus brazos para abrazar la montaña delante de ti. Comenzar la subida y debes trabajar a tú propio ritmo. Esta es la sensación que has estado buscando. Es extraño pensar en algo más allá, en una estructura de cuatro paredes como si estuvieras en casa, pero aquí en este momento, ascendiendo por una montaña con los pulmones ardiendo y las piernas pedaleando a un ritmo constante, aquí es donde tú vives.Los baches, las grietas, el asfalto roto y suelto, son las bruscas interrupciones que llaman una y otra vez a tu puerta. Hemos diseñado la Ruby para decir, “gracias, pero no”, y seguir disfrutando. Es una bici que te puede ayudar a decir aquello de, “Como en Casa en Ningún Sitio”, y sería la ocasión perfecta para hablar de: cómo se hace esto (siguiente link). Estamos más que interesadas con la idea de “estar como en casa sobre la bici”, y lo que significa para nosotras.

En las rutas, puedes encontrar tu corazón y tu coraje. Ahí fuera, tienes todavía en mente encontrar la paz, la comodidad y la satisfacción. Así que esta es la pregunta: ¿Cual es la idea de hogar cuando montas en bici? ¿Eres una de "Esta es mi Casa" o prefieres ser la líder de la ruta del domingo en solitario? O quizás eres más como, partiendo del símil de la idea de hogar, ¿La típica ciclista de perderse para encontrar algo nuevo o incluso tu misma en el proceso? Cuando notes el clip sobre la suela de tus zapatillas tres veces, ¿Dónde estarás?

Como en Casa

Al pasar una curva el viento te azota, trayendo consigo el sonido de las voces. Los ciclistas se acercan. Trazas la curva, metida en el suave flow tan familiar, discurriendo suavemente a lo largo de la carretera. A medida que tu grupo avanza, hay risas y conversación fácil. Es todo informal y relajado, como si acabaras de parar a tomar café; Sólo que lo estás haciendo mientras te mueves a 28km/h. Habrá café también, más tarde, y probablemente una pastelería donde parar. Cuando la carretera empieza a subir y asciende el primer grupo de rodadores, el grupo se calma y se prepara para afrontar la subida. Se escucha el clic de los cambios, mientras se respira en silencio. Te encanta estar aquí, con tu gente, y en este momento. A medida que llegas a la cima, vuelves a sentarte, la conversación continúa, apenas con un latido de más. Confías en estas personas a tu alrededor con su felicidad y bienestar. Para ti, salir en grupo es como tener una segunda familia. Además de que, alguien siempre tiene una cámara de repuesto.

Sola en Casa

Sales, notas el sonido de tus calas sobre el suelo. Es temprano, y sientes el clic de tus zapatillas sobre los pedales. Estás estresada por algo que no puedes controlar, y te ha estado recomiendo toda la noche, te ha mantenido despierta. Empiezas a montar. Tardas unos 10 minutos en deshacerte de ese pensamiento que se diluye de tu mente por completo. Esto es lo que necesitabas hoy: encontrar consuelo en el movimiento. Los pensamientos se alejan con cada golpe de biela y pedal. No es cómo montas normalmente, pero hay días que esto es la única forma por la que deseas montar. Aquí es donde te descomprimes y dejas que todo fluya. Todos buscamos estar Sola en Casa de vez en cuando, mientras protegemos a ese sagrado "yo" con la misma ferocidad que Macaulay Culkin lo hizo en la película.

La Casa de la Pradera

Cuando comienza el día, tu único plan es encontrar nuevas carreteras y ver a dónde llegan. Encuentras ciertas escenas familiares en tu aventura, prometiendo nada más que buena compañía y hacer unas cuantas carreteras para saciar tu pasión. A medida que avanzas por la ruta, en la que no sabes muy bien a dónde te llevará la carretera, sientes una sensación de anticipación vertiginosa a través del grupo. Más tarde, tomas una curva y llegas a una parada, sin aliento, y ves como el paisaje se descubre ante ti. Probablemente estás un poco fuera del tono ahora, pero no importa. Al mirar a través de las colinas y hacia esos horizontes distantes sentirás el suave viento sobre tu cara, familiar y agradable. En un mundo de hashtags, las fotos de este gran cielo azul estarían salpicadas con todas las etiquetas posibles #felicidad, #libertad..., todo lo que puedes escribir en un minuto en el arcén, pero la única palabra en tu cabeza ahora es: "Sí". Además: Solo has visto tres coches en las últimas dos horas.

La Casa del Terror

La gente piensa que eres rara. ¿A quién le gustan las subidas? Uff, son horribles. Pero para ti, hay algo interesante en aquello de encontrar lugares en los mapas que serpentean hacia arriba y tratar de recorrerlos. A medida que comienza la subida, haces clic en los cambios y encuentras el ritmo perfecto. Tu técnica es la que has desarrollado a lo largo de los años, en virtud de la dura escuela de hacer subidas y más subidas. La mayoría de las veces, estás sentada, yendo a un ritmo regular que te anima a subir cómodamente. Pero a veces el ritmo se vuelve agresivo y tienes que igualarlo, así que te pones de pie. Este es tu tipo de movimiento favorito, a pesar de que sabes que la energía se te acaba más rápidamente. Pero hay una sensación pura, fuera de tu zona de potencia, por la que te levantas de tu sillín y comienzas a bailar sobre tu bicicleta en las subidas. Tu mente fluye: eres sólo tú y lo único que tienes que hacer es llegar a la cima. Concentración. Compromiso. Algunas personas odian escalar, aunque lo hagan bien, pero a medida que se aproxima la cumbre, el conquistar la cima, es como si una vez más fueras a derrotar a esa parte de nosotras que dice "no es posible". Y además, siempre queda la bajada.